El trato de la camarera no nos encantó. Los tacos muyyyy sosos. El pastor incluso sequito. Nos echaron al terminar de comer alegando que necesitaban la mesa para otra reserva. Nadie nos había avisado de eso y ni siquiera llevábamos 50-60 min sentados. Ni siquiera nos ofrecieron tomar café. Por ese detalle tan feo y teniendo en cuenta que la comida era muy normal, no volveremos.